Autor : Diego Arias Serna

La escuela, en la formación de la niñez y la juventud en esta crisis, debe hacer frente a la amenaza contra el acceso al aprendizaje, la calidad de este y al abandono escolar.
Se conoce que la COVID-19 ha afectado la economía de los países y ha pauperizado aún más a sus habitantes. Recordemos que desde hace varios años los expertos, como el nobel de Economía Joseph E. Stiglitz, han señalado que el 1 % de la población mundial posee la riqueza del 99 % restante. ¿Cómo se afectarán esos porcentajes cuando se supere la pandemia? Igualmente, la pésima atención a la salud se manifestó con más rudeza
Se ha dicho que la educación de calidad, tanto de la niñez como de la juventud, contribuye a que sectores de la sociedad migren de las capas pobres hacia condiciones de mejor calidad de vida. Infortunadamente, eso no ha sido posible. Un factor que ha contribuido a que la escolaridad no mejore las condiciones de bienestar, es la mala calidad de la educación. Entonces, ¿qué sucederá cuando se retorne a la ‘normalidad’?
Tanto la Organización de las Naciones Unidas, Onu, como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, han venido mostrando en sus páginas web la situación de la educación en el mundo, antes y durante la pandemia. Además, en esos informes insisten en que la mala educación está ligada con las brechas económicas entre países y entre sectores sociales. Podría agregarse que otros factores que influyen en ello y en el aumento de las desigualdades, son el mal gobierno y la corrupción.
Aunque la asistencia a la escuela, en muchos casos, no hace que se formen mejor los estudiantes, también es cierto que la ‘educación’ virtual que obligó la pandemia, seguramente está empeorándola, lo cual se agrava en vista de que muchos estudiantes de la educación básica y la superior, no tienen los medios tecnológicos.
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Se avecina una catástrofe en la educación
Recientemente el secretario general de la Onu, António Guterres, advirtió que se avecina una catástrofe en la educación y citó los cálculos de la Unesco, según los cuales 24 millones de alumnos podrían abandonar los estudios. Así mismo, Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, en el documento La educación en situación de crisis, reveló que el 40 % de los países más pobres no apoyó a los alumnos en situación de riesgo durante la crisis de la COVID-19 e instó a la inclusión en la educación.
Expresó: “Repensar el futuro de la educación es tanto más importante tras la pandemia, porque exacerbó y puso de relieve las desigualdades. Si no se actúa, se obstaculizará el progreso de las sociedades”.
Ella plantea que “nunca antes habíamos sido testigos de una interrupción educativa a esta escala, la colaboración es el único camino a seguir. Esta coalición es un llamamiento a la acción coordinada e innovadora para desbloquear soluciones que no solo apoyen a los alumnos y los maestros, sino que apoyen el proceso posterior de recuperación y a más largo plazo, con un enfoque basado en la inclusión y la equidad”.
La Unesco advirtió que entre los desafíos a los que la educación debe hacer frente en estos momentos, figuran fundamentalmente la amenaza contra el acceso al aprendizaje y la calidad de este, el riesgo de aumento de las tasas de abandono escolar y el aumento de la brecha de desigualdades, por solo mencionar algunos. En el documento Coalición mundial para la educación Covid-19, la entidad señala cifras alarmantes.
1.100.000.000 de escolares afectados
Casi 1.100.000.000 de estudiantes y jóvenes del mundo están afectados por el cierre de escuelas y universidades, haciéndose un llamado a que se invierta en la educación a distancia, que debería servir para mitigar la interrupción actual, así como para desarrollar sistemas educativos más abiertos y flexibles para el futuro.
En el Informe de seguimiento de la educación en el mundo 2020, el citado organismo insta a los países a que se centren en los que se han quedado atrás cuando las escuelas vuelvan a abrir sus puertas, a fin de fomentar sociedades más resilientes e igualitarias.
Por otra parte, Azoulay señaló que el futuro de la educación es tanto más importante tras la pandemia, porque exacerbó y puso de relieve las desigualdades, y si no se actúa, se obstaculizará el progreso de las sociedades. Así mismo, Latinoamérica presenta cifras preocupantes. Unos 156.000.000 de estudiantes están afectados por la suspensión de clases, de acuerdo con los datos de la oficina regional de la Unesco. La cifra incluye a todos los niveles de educación formal.
Del mismo modo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe planteó que, incluso antes de enfrentar la pandemia, la situación social en la región se estaba deteriorando debido al aumento de los índices de pobreza y de pobreza extrema, la persistencia de las desigualdades y un creciente descontento social. En este contexto, la crisis tendrá importantes efectos negativos en los distintos componentes sociales, incluidos particularmente la salud y la educación, así como en el empleo y la evolución de la pobreza.
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Los jóvenes se manifiestan
El 12 de agosto, día internacional de la Juventud 2020, en una carta abierta de los jóvenes del mundo pidiendo escuelas más inclusivas cuando reabran, dijeron: “A partir de hoy se invita a los jóvenes a firmar esta carta para los líderes mundiales que hace un llamamiento a que prioricen el acceso y fortalezcan la inclusión en una educación de calidad cuando las escuelas reabran”.
En el escrito también manifestaron: “Estimados líderes mundiales, ministros y decisores: La pandemia provocó el mayor cataclismo educativo que se haya visto. Amplificó los problemas de desigualdad, inseguridad e injusticia dentro y a través de las sociedades, resaltando la importancia de los servicios sociales, incluyendo la educación. Incluso antes de que las escuelas cerraran a principios de marzo, alrededor de 260.000.000 de personas no estaban escolarizadas, no porque no quisieran, sino porque los líderes mundiales no habían dado prioridad a su educación”.
Concluyen su misiva: “Les escribimos para implorarles que aprovechen esta oportunidad para reconstruir mejor, para restaurar en lugar de repetir los errores del pasado”. Esperemos que esta pandemia logre que gobernantes y líderes del mundo cambien el libreto del manejo de sus naciones.