Autor : Alejandro Catillo

Su nombre científico es Mazama Rufina y, como todas las especies de alta montaña, su población está en declive.
El venado soche, también conocido como venado rojo, es una de las especies de mamíferos que habita en el departamento del Quindío, especialmente en las zonas cordilleranas, y debido a su condición de vulnerabilidad, fue una de las especies priorizadas para desarrollar un plan de manejo para su conservación, el cual fue publicado –primera parte- este año.
Este trabajo, que estuvo a cargo del Centro de Estudios de Alta Montaña, Ceam, de la Universidad del Quindío, en asocio con la Corporación Autónoma Regional del Quindío, CRQ, inició en 2017.
“Ese año desarrollamos un taller de clasificación del estatus de conservación de las especies de mamíferos en el Quindío, en el que participaron expertos del ministerio de Ambiente, del Instituto von Humboldt, entre otros. Lo que hicimos fue ponderar el estatus de conservación con enfoque especial en las especies de alta montaña, porque estos son reguladores del agua y del clima. En ese momento se priorizó al venado rojo y a la danta para ser investigados y poder definir cuáles son las amenazas que tienen”, dijo Hugo Mantilla Meluk, biólogo y director del Ceam.
En lo relacionado con el venado rojo, cuyo nombre científico es Mazama Rufina, dijo que iniciaron una serie de investigaciones, en las que incluyeron un trabajo especial de espiar la vida de estos animales. “Esto lo hicimos por bastante tiempo y tuvimos la oportunidad de tener muchos registros fotográficos, utilizando cámaras trampa, las cuales se activan con el movimiento, y así pudimos entender muchos aspectos de esta especie”.
Destacó: “Aprendimos cuáles son las amenazas, entre las que está el avance de la frontera agropecuaria, incluyendo todo lo que conlleva la cercanía con el ser humano, pues llega con su ganado, con sus animales domésticos y tuvimos la oportunidad de registrar el ataque de un perro que terminó en la muerte de una hembra que estaba a punto de parir. La cría fue abortada y también falleció”.
Aseguró que por temas logísticos, el experimento con las cámaras solo se llevó a cabo en Salento, en Estrella de Agua, que conserva ambientes en buen estado tanto de páramo como de bosque altoandino, pero hay registros de la especie en otras localidades como Génova y Pijao.
“Logramos registrar al menos 5 individuos diferentes, el área de dominio vital, que es como se denomina a la zona donde establecen su hogar, tiene una extensión de varios kilómetros, por lo que abarcamos una zona importante durante cerca de 2 años”, subrayó.
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Características de la especie
El venado rojo se encuentra en la parte cordillerana del Quindío, por encima de los 2.000 metros sobre el nivel del mar, aunque de acuerdo con Hugo Mantilla Meluk, eventualmente puede bajar a menores alturas, más ahora con las afectaciones climáticas, que generaron cierto desorden en la distribución de las especies, pero su hábitat típico son los ambientes altos –bosques altoandinos y páramos–.
“Estos animales tienen una serie de adaptaciones, incluyendo su tamaño, pues aunque vienen de animales más grandes, como el venado colablanca, son pequeños, diseñados para estar entre la vegetación del bosque. Tienen cualidades, una de ellas sus patas que les permiten dar grandes saltos en pendientes y es la manera como escapan de sus depredadores”, aseguró.
Manifestó que tienen una coloración rojiza, que les permite camuflarse con la ayuda de la luz difusa en el interior de los bosques y la cara es muy oscura, por lo que cuando alguien lo ve de frente es muy difícil que lo distinga bien. “Son muy escabullidos, tienen un comportamiento tímido y son solitarios, no viven en grupos como otros venados, se reúnen solo para reproducirse”.
Altamente amenazado
Hugo Mantilla Meluk, señaló que el venado rojo, como todas las especies de alta montaña, está siendo altamente amenazado.
“Nosotros no tenemos registros de especies que estén en recuperación poblacional, todo lo contrario, están en declive, lo que está dado por la combinación de varios aspectos y el principal es el cambio climático, porque con el calentamiento global, las zonas cálidas, por ejemplo, las que se tienen en La Tebaida, suben hasta Armenia, la temperatura de la capital del departamento ya se va a encontrar en Circasia, la de esta localidad, en Salento y la del ‘Municipio Padre’, más arriba, lo que va arrinconando a las especies, reduciendo su espacio. Así mismo, las plantas ya no se comportan igual porque llueva menos o más, lo que afecta los recursos alimenticios de las especies herbívoras como el venado soche”.
Informó que otro factor grave es que con el avance de esta temperatura, los sitios que no eran aptos para ciertos cultivos, ahora empiezan a ser zonas de importancia para prácticas agrícolas y así se terminan de fraccionar los ambientes naturales y pierden calidad, con lo que viene una reducción en la probabilidad de sobrevivencia de los organismos.
“Tenemos especies que cada vez están más arrinconadas y lo que debe saber la gente es que todos los organismos son arquitectos de los ecosistemas, es decir, las personas abren la llave de la cocina y tienen agua, lo que es posible porque hay venados, osos, pumas, ratones, murciélagos, etcétera, el día que ellos se acaben, ese servicio de abastecimiento del líquido no se tendrá y vamos a tener más enfermedades y más desequilibrios”.