No hay cultura ciudadana ni autoridad que los haga respetar.
En distintos puntos de Armenia se evidencia que aunque las obras se construyen con un fin determinado, la falta de cultura de muchos ciudadanos lleva a que se les dé un uso inadecuado. Es el caso de los bicicarriles, que fueron creados con el propósito de que sirvieran exclusivamente a los ciclistas, como una manera de apoyar su deporte y de abrirles un espacio adecuado entre los actores de la vía.
Sin embargo, para nadie es un secreto que estos son invadidos por los vendedores ambulantes, peatones y conductores de automotores que se creen con el derecho de parquear allí. Los ciclistas, que deberían ser los verdaderos usuarios de estos espacios, deben hacer maromas para esquivar a estos invasores sin que existan controles al respecto ni de espacio público ni de los agentes de tránsito de la capital quindiana.
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