En los establecimientos acatan parciamente los protocolos de bioseguridad.
Durante el comienzo de la pandemia, los bares y discotecas estuvieron cerrados precisamente porque son lugares de mucha afluencia de público y en estos sitios el coronavirus se puede propagar fácilmente.
A mediados de septiembre volvieron a abrir sus puertas y sus dueños pudieron ver, aunque parcialmente, movimiento de caja nuevamente. Solo se les permite un aforo del 35 % de su capacidad por normativas de bioseguridad, situación que hoy no se está cumpliendo totalmente porque ya se evidencian aglomeraciones.
Los visitantes de estos sitios han podido volver a disfrutar de momentos de esparcimiento con sus amigos o parejas.
LA CRÓNICA visitó 2 bares y encontró que aunque se cumplían los protocolos de bioseguridad como el registro de los visitantes al ingreso, la toma de temperatura, el uso de tapabocas de los que atienden y la limpieza de manos con el gel antibacterial, no se cumplía a cabalidad el distanciamiento social.
El protocolo establece que entre una mesa y otra debe existir, al menos, 2 metros de distancia. Aunque uno de los bares cumplía con ese requisito, el otro no. En ambos sitios de rumba y socialización se encontraron grupos numerosos en una misma mesa, cuyas personas no conservaban una adecuada separación entre ellos.
En ese sentido se podría decir que, poco a poco, tanto los visitantes como los administradores han ido bajando la guardia en este aspecto, se han relajado y han olvidado que, debido a no acatar esas normas de bioseguridad se podría presentar un aumento en los contagios de la Covid-19.
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