Editorial / ENERO 31 DE 2023

A la escuela

Ningún esfuerzo está de más para acercar a los niños a la escuela y, de paso, alejarlos de la violencia familiar y callejera. 

A la escuela

Si un niño no está en la escuela, está en la calle aprendiendo lo que no debe o está en la casa haciendo lo que no debe. La calle atrae cuando la casa expulsa o la escuela está cerrada. El esfuerzo debe ser mayúsculo, no debe quedar mecanismo ni estrategia por realizar por parte de los gobiernos departamental y municipales para lograr que este año el número de matriculados en las instituciones de educación pública del departamento del Quindío sea superior al del año que pasó. Tener a los menores de edad más cerca de la escuela es alejarlos del fracaso y la violencia, que, en todas sus manifestaciones, les ofrece la ignorancia y la desocupación. Lastimosamente, para muchos, incluso la casa es más insegura que la propia calle. 

Esa búsqueda debe ser activa. Por descontado debe darse que cada secretaría de Educación tiene una base de datos con los registros de los niños matriculados el año anterior y que a la misma se le está haciendo seguimiento desde el primer día hábil de este año, para saber qué pasó con ese niño que no se matriculó: se pasó para otra escuela o colegio, cambió su lugar de residencia, está enfermo, falleció, pasó a engrosar las listas de trabajadores infantiles, lo tienen ocupado en labores domésticas o, simplemente, sus padres le están negando el derecho de ir a estudiar. La búsqueda no puede ser pasiva, todo lo contrario, tanto al menor que no se matriculó como al que desertó hay que ir a buscarlo y acercarlo nuevamente a los cuadernos y las aulas. 

La única cifra que importa no puede ser la de matriculados. Cada alcaldía y cada secretaría de Educación debe tener reportes actualizados y confiables del número de menores en edad escolar que habitan en su jurisdicción, tener claro cuántos no se han matriculado y cuáles las razones para madrugar a la calle y no al salón de clases. Cada año las cifras que publican los medios de comunicación son dos: la de la meta de matriculados y la del número de matriculados, pero esa no es la información con la que se debe quedar cada alcalde y en la gobernación y simplemente pasar la página. A los gobernantes les obliga pedir informes sobre qué se ha hecho, que se está haciendo y qué se hará para acercar los niños que faltan a los planteles educativos, tener indicadores y exigir su cumplimiento. 

Para muchos escolares, además del valioso aprendizaje y la formación en valores que reciben en los salones de clases, la alimentación a la que tienen derecho por ir a estudiar es la única a la que tienen acceso y para otros es la más completa y balanceada que pueden disfrutar. En la escuela y el colegio, aunque con deficiencias por falta de profesionales, los menores de edad también reciben orientación para sus conflictos familiares y afectaciones emocionales. No son pocos los niños cuya única muestra de afecto es la que reciben de un docente o compañero de clases, por eso es tan importante buscar a los niños, preadolescentes y adolescentes que se retiraron o a los que sus mayores retiraron.

En la tarea de llenar los cupos escolares, además de contratistas y servidores públicos de cada alcaldía, pueden aportar los propios vecinos de ese niño que por diferentes razones no haya sido matriculado. El territorio quindiano es fácil de recorrer y de censar; si hay menos excusas y más voluntad, los doce municipios quindianos pueden ser modelo nacional en calidad y cobertura educativa.


COMENTA ESTE ARTÍCULO

En cronicadelquindio.com está permitido opinar, criticar, discutir, controvertir, disentir, etc. Lo que no está permitido es insultar o escribir palabras ofensivas o soeces, si lo hace, su comentario será rechazado por el sistema o será eliminado por el administrador.

copy
© todos los derechos reservados
Powered by:Rhiss.net