Editorial / ENERO 30 DE 2023

Imagínese

Los parques principales del Quindío debieran ser, en lugar de bares, escenarios naturales para dar, cada tanto, espectáculos artísticos que resignifiquen la expresión puebliar.

Imagínese

Imagínese estar un domingo en el parque principal de Filandia y que sin anunciarse y desde diferentes puntos del lugar aparecieran actores y/o bailarines personificados como suele pasar cuando por las calles filandeñas transitan las diferentes alegorías que hacen parte del bien hecho Festival Camino del Quindío. Imagínese además que esos actores se juntan para contar una historia de, por solo citar algunos ejemplos, la época prehispánica, indígena o de la independencia; que los personajes interactúan con los visitantes que a esa hora estén en el parque central; que luego quedan dispuestos durante unos minutos en diferentes puntos del parque para que los turistas se puedan tomar fotos con ellos. Qué tal tener un espectáculo de este tipo, dos o otres veces por jornada, en horarios prestablecidos, durante los días sábado y domingo y cuando sea festivo. 

Qué tal si en Salento ocurre algo similar, con personajes que resalten el pasado y la tradición cafetera del Quindío y qué tal si en cada municipio ocurriera lo mismo. Imagínese un Quindío con una oferta cultural de este tipo cada fin de semana. Podría consolidarse un grupo de artistas, con representación de los diferentes colectivos teatrales y artísticos del departamento, para que roten cada fin de semana por los municipios del departamento, con superior intensidad en aquellos de mayor flujo de turistas, pero que no falte, cada sábado y cada domingo, una agenda de funciones tipo parque de Disney, pero con historias locales, en cada parque principal del Quindío. Quién visita hoy los municipios quindianos, diferente a la oferta de parques temáticos, turismo de aventura, avistamiento de aves y lugares para comer bien y tomar un buen café, no tiene mucho más por hacer. 

Se volvió sinónimo de puebliar, para miles, ir al parque principal de un municipio y darle la vuelta, cerveza en mano, para luego salir. Se está quedando corta, muy corta, la oferta cultural y se está desaprovechando la oportunidad para enamorar al que llega con historias reales y locales. La riqueza en personajes, historias, lugares y mitos, del departamento del Quindío, se está desaprovechando, sigue guardada, inexplicablemente, en un baúl. Puede liderarse un proyecto integrador, financiado con recursos de Fontur o a nivel ministerial, con el concurso incluso de marcas nacionales e internacionales, para hacer realidad esta propuesta. Claro está, debe ser un espectáculo del mejor nivel, con actores y bailarines de primer orden, con directores, y productores musicales, con vestuaristas y maquilladores, con personal de logística y pagado para quienes hagan parte del mismo.

Esos personajes que Disney llevó a la pantalla grande a través del musical Encanto, con rotundo éxito, es un show que se puede presentar en cada plaza principal del Quindío, esas son historias que le pertenecen a todo un territorio llamado Quindío. Diferentes empresas se animaron y hoy tienen éxito montando espectáculos con personajes propios del Eje Cafetero, por eso llama la atención que en el Quindío no haya despegado un formato de entretenimiento cultural de este tipo, financiado con recursos públicos, que genere empleo de calidad, que resalte la riqueza de la tradición oral de este departamento y que contrarreste ese turismo depredador que mal han sabido llamar puebliar.


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