
El equipo luchó durante los 90 minutos de juego, pero al final se vio perjudicado por el más grande fallo del arbitraje colombiano en su historia.
Un árbitro ascendió al Cúcuta tras indignante decisión. Un gol con la mano señalado por el juez de línea se supone que no de debe valer; sin embargo, el juez Ulises Arrieta desoyó la indicación. 3-3 fue el marcador final. A los cafeteros sólo les servía ganar.
El 3-3 del partido entre el Deportes Quindío y el Cúcuta Deportivo no es la noticia. La noticia es el robo del que fue víctima la escuadra cafetera, que se vio perjudicada por las reprochables decisiones del árbitro Ulises Arrieta, que no le permitieron ascender a primera.
Cuando transcurría el minuto 21 del segundo tiempo, el paraguayo Marcos Lazaga anotó un gol con la mano, el cual fue señalado por el juez de línea, lo que hizo pensar que el mismo sería anulado.
Sin embargo, después de que el asistente llamara al central para comunicarle lo que había visto (la evidente mano de Lazaga), sorprendió que el bolivarense se hiciera el de la vista gorda y validara el gol.
La historia cambió
De ahí en adelante, el partido, que hasta ese momento ganaba 2-1 en franca lid el Deportes Quindío, cambió, pues la escuadra cafetera debió abrirse en busca de la diferencia.
Esto derivó en un juego entreverado en la mitad del campo de juego y en la sucesión de faltas, algunas de ellas cerca de las áreas, como la que terminó en el soberbio gol del argentino Franco Sosa, que ponía 3-2 a los motilones adelante en el marcador.
Quindío sintió la metida de pata de Arrieta, que intentó reivindicarse permitiendo el juego fuerte de ambos lados, sin interrumpir la marcha del mismo, pero el mismo ya había causados los estragos que hoy tienen al Cúcuta en la A y al Quindío en el injusto infierno de la B.
Los que sí fueron
El marcador lo abrió el guaraní Marcos Lazaga en el minuto 23, tras una desatención del defensor central Jéider Riquet, que perdió de vista el balón que terminó en el fondo de la red, tras el vuelo del portero Óscar Ramos.
Sin embargo, en el 33, el zaguero centro Wilson Galeano, con potente cobro de tiro penal, tras mano en el área, anotó la igualdad, lo que les devolvía la ilusión a los comandados por Prince y les dio la confianza para acelerar en busca de la victoria.
Su ímpetu tuvo premio cuando en el minuto 43 el defensor central Jaine Barreiro convirtió de golpe de cabeza el tanto que ponía el 2-1 en el marcador y ponía al Quindío en la primera división del fútbol profesional colombiano.
Con el marcador 3-2 el Quindío no bajó la guardia y buscó el pórtico defendido por Wílder Mosquera, que de nuevo por un cabezazo de Barreiro, la figura de la cancha, debió sacar el esférico del fondo de la red.
Ese fue el 3-3 definitivo de un partido de pena para el fútbol colombiano. El juez de línea Humberto Clavijo, del Meta, vio la acción ilícita, pero su requerimiento no fue atendido, siendo este un hecho que deja muchas dudas.
¿Qué hará la Dimayor al respecto? ¿Qué argumenta Ulises Arrieta? ¿Qué piensa Clavijo? ¿Qué garantía ofrece hoy el fútbol colombiano? Este tema da pena.
Dos anteriores derrotas
Las dos caídas anteriores del Deportes Quindío en instancias definitivas se habían dado en la final de la Primera B ante Jaguares y en la Promoción ante Universidad Autónoma.
Esto golpeó las aspiraciones de la escuadra de Prince, que quedó con una deuda pendiente, pues en la Promoción no pudo repetir la gesta que firmó con Patriotas cuando derrotó al América de Cali en el año 2011.
Por Oliver Gómez Solarte