Trabajan en cafés, en restaurantes, en barberías, en grupos musicales, en floristerías y en muchos otros negocios legales.
Con la crisis política y social que padece desde hace años Venezuela, para nadie es un secreto que a cientos de sus ciudadanos les tocó emigrar a buscar un mejor futuro en otros países.
No existe una ciudad de Colombia que no tenga colonias de venezolanos que se rebusquen la vida de distintas maneras, algunos lo hacen informalmente vendiendo dulces en semáforos, en las calles o en vehículos de servicio público. Muchos de ellos son estigmatizados porque una mínima parte de sus coterráneos, lastimosamente, se han visto involucrados en actividades delictivas e ilícitas y a veces por uno pagan todos.
Pero también existe una porción de esos venezolanos que dejaron sus carreras profesionales empezadas en su país y les tocó abrirse campo honestamente en esta región y se ganan el sustento en trabajos formales en Quindío, ya sea porque tienen un arte u oficio y deciden montar su negocio o porque laboran para pequeñas empresas legalmente constituidas.
Hay ciudadanos quindianos que alegan que estos extranjeros les están quitando oportunidades a los locales y otros argumentan que simplemente están tratando de vivir dignamente.
LA CRÓNICA le cuenta 5 microhistorias de venezolanos con empleos legales en la capital quindiana.
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