Autor : Héctor Javier Barrera Palacio

La institución que lidera Francisco Jairo RamÃrez Concha tiene 10 carreras, de las cuales 7 son de economÃa naranja.
Francisco Jairo Ramírez Concha se alegra de corazón por los logros de los egresados.
“Sumar voluntades y corazones para transformar la región”. Ese ha sido un dogma de vida para Francisco Jairo Ramírez Concha desde el 17 de noviembre de 1989, cuando tomó el timón, en ese entonces, de la Escuela de Administración y Mercadotecnia, EAM. Lo hizo como un encargo provisional después de la muerte de su tío, Narcizo Concha Aguirre —rector y fundador—. Pero dice que esa ‘temporalidad’ está a punto de completar los 31 años.
Un ser carismático con ideas visionarias que le inculca a sus subalternos el valor y la importancia del trabajo en equipo porque asegura, con la gracia que lo caracteriza, que acá somos tan individualistas que no nos ponemos de acuerdo ni para insultar al otro. Hace 68 años que nació en Calarcá. En 1980 fue parte de la primera promoción de ingenieros civiles de la Universidad del Quindío. Cuando la alma mater cumplió 45 años de fundada lo reconocieron como egresado emérito. También fue concejal y hasta presidente de esa corporación en Calarcá en 3 periodos, donde también intentó ser el primer alcalde por elección popular, pero sin éxito. En 1985 fue contralor auxiliar de Quindío.
Pero el destino lo tenía predestinado para servir por medio de la educación y para cumplir el sueño de su tío, de convertir a esa entidad en una gran universidad del departamento capacitada para formar a los empresarios del futuro. Bajo su liderazgo, la hoy Institución Universitaria EAM se ha convertido en un centro de la creatividad, el conocimiento y emprendimiento. Su labor allí lo llevó a merecer hace 3 años la medalla Mercurio de Oro de Fenalco por su aporte al desarrollo de la región.
¿Cómo fue lo del encargo temporal como rector de la EAM y va a cumplir 31 años en el cargo?
En Calarcá yo tenía una oficina de ingenieros con mi colega, socio y amigo del alma, Jairo Acosta, porque desde el bachillerato estábamos juntos. Teníamos como proyecto de vida irnos para Arauca ‘Saudita’, porque era el boom del petróleo, a taparnos de plata como ingenieros contratistas. Estaba recién descubierto el oleoducto Caño Limón Coveñas. Unos hermanos de Jairo estaban radicados en Saravena, en Fortul y en Arauca y teníamos amigos ingenieros que trabajaban allá y nos hablaban bellezas. Entonces dijimos: vamos y a laborar como mulas durante 10 años y después nos traemos una platica y nos venimos tranquilos a seguir con proyectos acá.
Teníamos todo listo para irnos el 9 de diciembre de 1989. Resulta que el 9 de noviembre murió Narcizo Concha Aguirre, quien era mi tío. En ese momento como ingeniero estaba terminando la remodelación de las urgencias de la clínica del Seguro Social, donde hoy funciona La Sagrada Familia. 10 días antes había entregado urgencias.
Ese día llegué a mi casa a almorzar, cuando me contaron que a mi tío le había dado un infarto mientras jugaba tenis y estaba en el Seguro Social. Él fue el que inauguró esas urgencias que yo había construido. Me fui corriendo para allá y lo estaban subiendo para una camilla. La jefe de enfermeras me dijo que había fallecido. Fue un golpe muy duro porque él aparte de ser mi tío, era mi referente, era muy amigo mío porque compartimos muchas cosas.
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Pero a usted lo designan como rector encargado por su trayectoria en la educación...
Cuando terminé la carrera de ingeniería civil pensaba en estudiar economía, pero mi tío me dijo que eso en este país no tenía mucho futuro y me invitó a cursar administración de empresas en la EAM para que aprendiera a manejar mis negocios. Estando ahí conocí el funcionamiento de la institución, había estado en el magisterio en un colegio de Quimbaya y también en los consejos directivo y de facultad como egresado de la Universidad del Quindío, entonces conocía bastante del manejo de la educación. Dios, la vida y Narcizo me prepararon, yo soy resultado de la casuística.
Tras la muerte de mi tío, se reunieron los fundadores con doña Marleny Salazar, que la nombraron como presidenta. Ella me dijo que me encargara de la institución mientras conseguían un rector y le dije que sí, pero le aclaré que mi sueño de vida estaba en Arauca y al final hice de la EAM mi proyecto de vida. La primera matrícula cuando asumí el cargo fue de 213 estudiantes con 2 carreras: mercadotecnia y análisis y programación de computadores. Hoy superamos los 6.000 egresados. En ese ‘encarguito’ cumplo 31 años el 9 de diciembre.
¿Al final dejó a un lado el sueño de ir a Arauca?
Me fui encarretando con la educación. Dios me dio una virtud y es que le llegó muy fácil a la gente y cada vez que iba a Bogotá empecé a hacer amigos rectores en el Icfes, que manejaban las instituciones de educación superior en el país, estaba la Asociación Colombiana de Instituciones de Carreras Profesionales Intermedias, Acicapi, y empecé a ir a las reuniones que hacían. Cada que iba les decía a los rectores que me invitaran a conocer el funcionamiento de su institución y les preguntaba cómo contrataban los docentes, cómo les pagaban, qué carreras tenían, cómo se hace y fui haciendo ese ejercicio cada que visitaba sus instalaciones y yo miraba las mías, que eran moy modestas, pero construidas con mucho amor y ganas por Narcizo.
¿Cuando usted asumió el cargo la sede estaba construida?
No, esto lo construi yo. Cuando entré esto era de 2 pisos apenas. La escuela nació donde quedaba la galería, en un tercer piso. Después estuvo en una casa vieja del pasaje Yanuba en un edificio que había ahí. Más adelante el doctor Narcizo se compró una edificación donde quedaba Telearmenia y donde hoy funciona la Ventanilla verde. Después compró el edificio donde estamos hoy y fue la primera sede propia, ahí funcionaba la EAM y una academia profesional de dibujo que era de la misma institución, pero con el tiempo se acabó. Ahí tuvo administración turística. Él fue un visionario en ese sentido porque un día escarbando papeles me encontré un discurso de él muy lindo ante la primera promoción de administradores turísticos: "Algún día el departamento del Quindío por el verde de sus paisajes, por su clima, por la calidad de sus gentes será un destino turístico de excelencia". Él lo visionó.