
Profesora y educandos parecieran estar atentos resolviendo un problema, pero lo que no se sabe a ciencia cierta, es si realmente están concentrados en el asunto.
Ser docente debería ser una misión social y no una forma de tener un empleo. El educador debe tener sensibilidad humana, aspiración de servir y el compromiso de crecer con sus alumnos.
Iniciado el segundo semestre escolar en la educación básica, es conveniente plantear otras falencias que evidencian las nuevas generaciones cuando llegan a la universidad, inician una carrera tecnológica media, van al Sena o continúan con cualquier otro tipo de formación. Se trata de la atención y la memoria, dos elementos sin los cuales el proceso de enseñanza y aprendizaje se dificulta, por no decir que se torna imposible.
Ante la cantidad de estímulos –por no llamarlos distractores- a los que diariamente estamos sometidos, la atención ante cualquier actividad que estemos realizando es fundamental, si se quieren hacer las acciones bien. Así que el estar atento es equivalente a tener una especie de filtro, que solo permite el paso de aquello que nos interesa.
Por otra parte, de acuerdo con la Real Academia Española, la memoria es una facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado. Memorizar es una de las funciones más importantes de nuestro cerebro, ocasionada por la conexión sináptica entre neuronas y es imprescindible en nuestra vida, porque está presente en todas las actividades que realizamos diariamente.
Los expertos consideran que la atención es el soporte del conocimiento, siendo un proceso básico en el que se apoyan las actividades cognitivas como la memoria, la capacidad de pensar, estructurar el lenguaje, resolver problemas. Por lo tanto, es clave en el proceso de enseñanza y aprendizaje, por lo tanto, los docentes debemos actuar para que tanto la atención y la memorización estén presentes en el aula de clase.
Se argumenta porque se memoriza conocimiento
Sin embargo, la ‘queja’ de los docentes, en todos los niveles escolares, es la de que los estudiantes no atienden y no ‘guardan’ en su cerebro el conocimiento impartido. Peor aún, hay padres de familia, estudiantes y seguramente docentes, quienes ‘alegremente’ afirman que para qué memorizar lo que está en Wikipedia o en los libros de las bibliotecas. ¿Entonces, cómo se reflexiona, se discute y argumenta alrededor de un tema, si no tenemos en el cerebro elementos para ello?
Tal vez este problema asociado a la falta de atención y no ser capaz de memorizar, sea una de las causas de la deserción escolar y, por supuesto, las otras falencias en la formación en matemáticas, ciencias naturales, lectura, escritura y humanidades. Así que en esta ocasión haré énfasis en esos dos aspectos tan importantes en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Para qué memorizar, fue una idea que echó raíces en la educación con el planteamiento de Paulo Freire (1921-1997) sobre la educación bancaria. El pedagogo brasilero y autor del libro: “Pedagogía del Oprimido”, criticó el sistema tradicional de la educación en el que el profesor conduce al educando en la memorización mecánica de los contenidos, convirtiendo al alumnado en una especie de “recipiente pasivo donde se deposita” el saber, sin posibilidad de análisis y mucho menos de crítica.
Esa crítica de Freire se tomó mal y de lo nefasto de la educación bancaria se pasó a que no hay que memorizar, sin tener en cuenta que lo que él planteaba era que se debía memorizar, pero con análisis y críticas del contenido, además, que el educando debería tomar parte activa en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Ese tomar parte activa implica estar atento, reflexivo y crítico con el conocimiento que aspira memorizar.
Se desprecia el acto de memorizar
Si a ese desprecio por el acto de memorizar se le agrega la poca importancia que se le da a la atención, entonces en la escuela lo que se tiene es a un grupo de personas que pasan por los ciclos escolares y al final obtienen un título no respaldo con el conocimiento. Además, a la atención no se le da su importancia porque es algo que se da por hecho, es decir, se asume que es un asunto del alumno.
Pero estar atentos implica un proceso con varios niveles que evolucionan durante el crecimiento de una persona. En ese desarrollo, en las primeras etapas de la vida, se observa el reflejo de orientación que se da cuando los niños reaccionan ante estímulos intensos o inesperados. Luego se manifiesta la atención involuntaria y al avanzar en edad los niños desarrollan las capacidades orientadoras e investigativas con la manipulación de objetos.
En el primer año de vida el reflejo de orientación adquiere formas diferentes ante la aparición de un estímulo nuevo. Es en el segundo año cuando la atención se vuelve más selectiva. Las etapas de la infancia y adolescencia se caracterizan por un gran número de mecanismos distintos asociados con diferencias individuales significativas.
La memoria aparece solo cuando la información es seleccionada y luego tratada por la percepción y se memoriza aquella que se ha filtrado o atendido. Así que, el asunto de la memoria y la atención implica la psicología, la neurociencia y el neuroaprendizaje.
La atención selecciona lo relevante
Asimismo, algunos expertos han concebido la atención como una propiedad de la percepción y por ella se hace la selección de la información que no es relevante. Con esta concepción se garantiza que se perciban los objetos con mayor claridad y que la percepción no se presente de forma desorganizada.
Hay que agregar que la motivación y la emoción son considerados factores determinantes de la atención, de tal forma que un estado de alta motivación es como un filtro que disminuye la capacidad de atención dividida y de igual manera los estímulos que se reciben contribuyen a determinar el foco de atención prioritario.
Los expertos señalan que la atención, la motivación y la emoción se encuentran relacionadas desde el punto de vista neurobiológico. El Sistema Activador Reticular Ascendente que activa el mecanismo atencional, establece estrechas relaciones neuroanatómicas con el hipotálamo, que es el centro de la motivación y hace parte de la zona del cerebro que tiene que ver con las emociones, al estar integrada en el sistema límbico.
Estudios de neuroimagen parecen concluir que la atención, la memoria de trabajo y la motivación, son procesos interdependientes y que están relacionadas con la dopamina y esta contribuye a explorar el entorno, dándole un valor a cada estímulo.
Igualmente, han relacionado la inteligencia con la atención, considerando que la capacidad de un individuo de reorientarla con cierta rapidez y de atender a más de un estímulo, puede ser considerada como componente importante de la inteligencia, definiéndola en términos de habilidad para manejar gran cantidad de información.
Varios tipos de memoria
Sobre la memoria hay que decir que es el factor principal del desarrollo cognitivo, por ella acumulamos conocimiento de todo tipo. Sin ella, nuestra existencia perdería sentido de continuidad, el instante, el ahora; el paso de las horas demarca el comienzo y el fin de una actividad.
Tenemos memoria sensorial, de corta duración y a largo plazo. La primera se encarga de registrar las sensaciones percibidas por los sentidos; la segunda se caracteriza por la capacidad de retener información durante 18 a 20 segundos si no se repasa la información retenida. La memoria a largo plazo es aquella encargada de los recuerdos, el conocimiento de la naturaleza, los conceptos aprendidos y las imágenes que se han visto.
Además, la memoria sensorial cubre la icónica que es la encargada de registrar los estímulos visuales y la ecoica responsable de almacenar auditivos, ambas con capacidad de retención breve, 300 milisegundos la primera y 10 segundos la ecoica. A su vez, la memoria a largo plazo se compone de la declarativa y la procedimental. También existe la memoria de trabajo u operativa, que mantiene la información de manera temporal durante la ejecución de una tarea.
Por otra parte, la memoria declarativa se refiere a aquella que puede recordar de manera consciente e intencional y se divide en la episódica, responsable de recordar nuestras experiencias y la semántica encargada de guarda el conocimiento en general. Ambas, atención y memoria son fundamentales para una persona en general y es clave para el éxito en el proceso de formación de los educandos.
Diego Arias Serna (*)
Madrid – España
Profesor-investigador universidad del Quindío
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