Región / JUNIO 13 DE 2021 / 1 año antes

La Tebaida, entre guadua y sol

Autor : Catalina Toro

La Tebaida, entre guadua y sol

Sus paisajes son el resguardo ideal para el caluroso clima que enciende el pueblo. 

La ruta de Cronicaminos llega a La Tebaida, municipio conocido como ‘Edén tropical del Quindío’, lo que hace honor a la calidez del clima y su paisaje inusual, si es comparado con las verdes montañas de las demás localidades del departamento. El viaje inicia desde la capital quindiana, a eso de las 10 a. m., una hora en la que el sol engalana el camino y se abre paso entre fincas turísticas que son alquiladas a visitantes que desean disfrutar de un fin de semana de descanso rodeados de un ambiente tranquilo y el clima perfecto para compartir con amigos o familia. 

Luego de 20 minutos de viaje y a pocos metros de llegar a nuestro destino, nos detuvimos a un costado de la carretera por recomendación de Lucho, un gran amigo y guía en este paseo, quien aseguró que bajo una improvisada carpa, probaríamos la mejor piña oro miel… y así fue. 

Pedimos una piña pelada y en tajadas para disfrutar su sabor, y con una destreza asombrosa, el vendedor preparó la fruta y la puso en una pequeña bolsa de plástico, lista para comer. Desde la carretera, comiendo piña y con gafas de sol, nos percatamos de la vista que acompaña el camino hacia La Tebaida, donde predominan los colores de las fincas turísticas y el pasto bajo, con una que otra siembra de café. 

Retomamos impulso y llegamos a La Tebaida. Para quienes conocen el Valle del Cauca, permítanme mencionar que este lugar tiene muchos rasgos de esa región vecina, donde predominan por las calles, cientos de motociclistas con un casco a medio poner y sandalias en su mayoría. Lo primero que visitamos fue el parque Bolívar, el sitio de encuentro para propios y visitantes quienes se dan cita allí para disfrutar las charlas. Lo más llamativo de esta plaza es uno de sus costados que se llena en toda su extensión de los tradicionales Jeep Willys, que se estacionan en este lugar y emprenden rutas al área rural del municipio.

Era momento de planear el almuerzo y este es un punto de la agenda turística que toma gran protagonismo, pues en esta ruta de Cronicaminos, me he acercado a los habitantes para escuchar sus recomendaciones gastronómicas y verificar la exquisitez de su paladar, así que nos dirigimos al corredor gastronómico y Plaza Nueva. 

Plaza Nueva o parque Luis Arango Cardona, es una de las insignias por destacar de La Tebaida, pues allí se reconoce la memoria de uno de sus fundadores y que, entre las hojas caídas sobre su suelo, guarda una joya de gran valor para el municipio, el corredor gastronómico. Entramos al restaurante y desde la puerta, un joven y carismático mesero mencionó con entusiasmo que era sábado de sancocho, así que sin pensarlo mucho pedí el plato del día, que llegó en compañía de arroz, ensalada tradicional de la zona, un trozo de carne asada y un vistoso aguacate maduro que nos alegró el paladar, y como el calor apremiaba, lo acompañé con un jugo de lulo bien frío. 

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¡Barriga llena, corazón contento! Es momento de continuar el camino y arrancamos hacia el valle de Maravélez. Este sitio lidera la lista de paisajes preferidos por los turistas, pues es perfecto para realizar caminatas ecológicas, recorridos en bicicleta, paseos a caballo y muchas experiencias más. Los guaduales recrean el enorme telón de un teatro que anuncia una puesta en escena sorprendente, y eso es Maravélez, que entre las praderas y el agua, refresca el recorrido de los visitantes aguardándolos del sol. Mojé mis pies en los sectores poco profundos del río De la Vieja, y según Lucho, por este lugar atraviesa más de una corriente de agua, pues también es paso obligado de los ríos Quindío y Verde. Platanales, cafetales, árboles frutales y mucha guadua acompañaron nuestros pasos, ¡Excelente plan! 

Regresamos al casco urbano y aunque a eso de las 4 p. m. se extiende el antojo de un buen café, yo cambié mi elección y elegí recordar mi infancia comprando en una esquina aledaña a la plaza principal, una deliciosa forcha. Esta combinación dulce que deleita como un postre e invade el gusto, me transportó a los paseos con mi papá en moto cuando solo era una niña, una experiencia inigualable que ni el más costoso y exquisito plato podría reemplazar. 

Compramos arepas de doña Luz, quien todas las tardes asa en una parrilla afuera de su casa esta delicia típica, y aseguré mi desayuno del próximo día con este manjar de maíz. Volvimos al carro y emprendimos viaje de regreso a Armenia, agotados por el sol y la caminata pero felices de encontrar belleza en la variedad, la magia de La Tebaida está ante nuestros ojos, solo basta detenerse un par de minutos y escuchar con atención el mapa que los habitantes de este pueblo magnífico, trazan para quienes con cariño y expectativa, curioseamos sus rincones. 




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