Región / NOVIEMBRE 04 DE 2018 / 4 años antes

"˜Sabiduría' humana contaminada, armada y destruyendo la vida

Autor : Diego Arias Serna

‘Sabiduría’ humana contaminada, armada y destruyendo la vida

La guerra no es un juego, los niños aprenden de los adultos y son los que más sufren en los conflictos bélicos. ¿Los estamos exterminando, contaminado el aire y destruyendo la biodiversidad?

“La guerra armamentista es el mejor método para llegar a un conflicto generalizado, no existe compatibilidad entre la lucha por la paz y la preparación para la guerra”. Albert Einstein.

Este siglo ‘bautizado’ como el del conocimiento, con sus 18 años de existencia, no da señales de madurez en lo atinente al respeto a la vida, medio ambiente y biodiversidad. El avance de la ciencia y la tecnología en las últimas décadas es sorprendente, pero no se manifiesta en sabiduría, sobre todo de los gobernantes y quienes dirigen las grandes empresas que explotan al planeta sin importarles que tanto lo afecten.

De nada han servido las peticiones de reconocidos científicos para que cesen los conflictos armados y las contradicciones se resuelvan o se aclimaten con el diálogo. Tampoco ha valido la lucha de los ecologistas y ambientalistas para que se respete el medio ambiente y se protejan la flora y la fauna. La destrucción de la naturaleza no desacelera.

La ONU, consciente del desastre, declara semanas y días especiales. También instituciones como la Organización Mundial de la Salud, OMS, y Planeta Vivo, del Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, organizan eventos y dan informes sobre la forma como afectamos nuestras vidas y convertimos al único ‘hogar’, por ahora, en un planeta invivible. 

Así tenemos la semana del Desarme, 24 al 30 de octubre. Mientras que del 30 de octubre y al 1 de noviembre, se realizó la primera Conferencia Mundial sobre la Contaminación del Aire y la Salud. Por su parte, Planeta Vivo reveló que América Latina, AL, es la región en el mundo que más ha sufrido la disminución en sus poblaciones de animales desde 1970.
 

Faraday rechazó su participación en la guerra de Crimea 

Los científicos, en su mayoría, han cuestionado el uso de las armas, aunque parece contradictorio porque son ellos quienes con sus investigaciones contribuyen al desarrollo de las máquinas de la muerte. Un investigador que además tuvo sabiduría y respeto por la vida, fue Michael Faraday —1872-1867—, quien al ser consultado por el gobierno británico con el fin de ayudar en la producción de armas químicas para la Guerra de Crimea —1853-1856—, rechazó su participación, alegando motivos éticos. 

Otro hombre de ciencia que luchó por la paz fue Albert Einstein. En 1955 junto con Bertrand Russell —1872-1970—, premio Nobel de Literatura 1950, matemático, escritor y filósofo inglés, firmaron con otros científicos el manifiesto que alertaba de un conflicto nuclear cuando se vivía el momento más crudo de la guerra fría. En el texto pedían el desarme nuclear y el final de las guerras.
 

“Tenemos que aprender a pensar de nueva manera. Tenemos que aprender a preguntarnos, no sobre las medidas que deben tomarse para asegurar la victoria militar de cualquier grupo que prefiramos, pues ya no existen tales pasos; la cuestión que nos debemos formular es: ¿qué medidas deben adoptarse para evitar una contienda militar cuyo resultado será desastroso para todas las partes?”, afirmaba el manifiesto.


Agregaba: “La única esperanza para la humanidad es evitar la guerra. Esta declaración tiene como propósito reclamar un modo de pensar que haga posible ese objetivo”.

Además, expresaba: “¿Vamos a poner fin a la raza humana; o deberá renunciar la humanidad a la guerra? La gente no se plantea esta alternativa porque es muy difícil abolir la guerra”. Linus Carl Pauling —1901- 1994— Nobel de Química 1954 y además Nobel de la Paz en 1962 por ser un líder en la promoción por prohibir los ensayos nucleares y por su actividad científica pacifista, fue uno de los firmantes del manifiesto. 
 

Cambiamos felicidad y sabiduría por la muerte

El manifiesto concluía: “Tenemos ante nosotros, si queremos, un progreso continuo en felicidad, conocimiento y sabiduría. ¿Elegiremos en cambio la muerte, porque no podemos olvidar nuestras disputas? Hacemos un llamamiento como seres humanos a seres humanos: recordar vuestra humanidad, y olvidar el resto. Si podéis hacerlo, está abierto el camino hacia un nuevo Paraíso; si no podéis, se muestra ante vosotros el riesgo de la muerte universal”.

Pero no han válido las pautas de estas eminencias. Sí, es difícil acabar con esa forma vulgar de quitarnos la vida porque representa un gran negocio, tanto para los países que producen las armas como para quienes las venden, trafican con ellas y, por supuesto, para los gobernantes y militares corruptos que les dejan buenos dividendos. Por eso Paul Valery —1871-1945— brillante poeta francés expresaba: “La guerra es una masacre entre gente que no se conoce, para provecho de gente que sí se conoce, pero no se masacra”.  

Los conflictos armados cruzan toda la geografía del planeta, sobre todo de países pobres como los africanos o de gobernantes ricos y de población miserable como en las naciones árabes; asimismo, América Latina no ha sido ajena a esos nefastos designios de mandatarios sin escrúpulos y dirigentes políticos que están siempre azuzando la guerra e impidiendo el movimiento del carruaje de la paz. Si se agrega la violencia generada en el hecho de vender armas legalmente como sucede en EE.UU., con tristeza hay que decir que la “Semana del Desarme” seguirá pasando páginas todos los años

Este año ha sido crítico para la paz mundial, por la actitud de Donald Trump de excluir a EE.UU. del pacto nuclear con Irán, anunciado en mayo, así como la noticia en junio del Pentágono y el Departamento de Energía, de comenzar a construir la próxima generación de armas nucleares. Y como ese ‘eximio’ mandatario le gusta jugar con la guerra, este mes prometió retirar a EE.UU. de todos los acuerdos internacionales que considere necesarios y proceder al refuerzo nuclear. ¿Acaso las otras potencias se quedarán estáticas? 
 

El aire contaminado asesina 

Pero no solo se mata con armas, también el aire contaminado está acabando con la vida, y lo peor, de la de nuestros niños. Así lo dio a conocer la OMS en estos días cuando informó que más del 99% de ellos respiran aire tóxico a diario. En total, unos 1.800 millones menores de 15 años, están expuestos a llevar a sus pulmones altos niveles de partículas finas que limitan la calidad de la atmósfera. En 2016 hubo 600 mil muertes infantiles a causa de esta situación.

El estudio, publicado con motivo de la celebración de la “Primera Conferencia Mundial sobre la Contaminación del Aire y la Salud”, reveló que los más pequeños son más vulnerables a los efectos de la polución porque respiran más rápido que los adultos, por lo que absorben un mayor número de partículas nocivas.

“El aire contaminado está atrofiando el cerebro de los niños, lo que afecta a su salud de más formas de las que sospechábamos. Pero hay maneras sencillas de reducir las emisiones peligrosas”, aseguró María Neira, directora del departamento de Salud Pública, Medioambiente y Determinantes Sociales de Salud de la organización.

 “La OMS está respaldando la implementación de políticas respetuosas con la salud, por ejemplo, acelerando el cambio hacia combustibles y tecnologías del hogar más limpias y promoviendo el uso de transporte más verde y la construcción y planificación urbana eficiente”, añadió.
 

Las mujeres embarazadas se perjudican 

No solo la niñez está siendo afectada, por supuesto que los adultos también. En particular las mujeres embarazadas que viven en lugares con aire inseguro, tienen mayor probabilidad de dar a luz de forma prematura y de tener hijos de un peso y tamaño inferior a la media, expresó el informe. Es decir, la irresponsabilidad de gobernantes, empresarios y sociedad en general, está impidiendo que la niñez crezca sana desde el vientre materno. 

Como si fueran poco todos los males asociados con la pobreza, en particular de aquellos países subadministrados y con alto niveles de corrupción, la OMS advirtió que los países con rentas más bajas tienen un mayor porcentaje de riesgo: el 98% de niños de hasta cinco años respiran aire tóxico, en comparación con el 52% de la población infantil en los países con un nivel de ingresos más alto.

La Primera Conferencia Mundial sobre la Contaminación del Aire y la Salud, tuvo como objetivo reunir a los gobiernos y los asociados en el marco de una movilización mundial para mejorar la calidad del aire y luchar contra el cambio climático. La OMS aspira velar por el cumplimiento del indicador del Objetivo de Desarrollo Sostenible, enfocado en reducir para 2030 el número de muertes y enfermedades provocadas por la contaminación del aire.

¿Qué pueden aportar los gobiernos locales a ese objetivo? Por ejemplo, en Armenia —la ciudad ‘amable’— donde el aire es contaminado con las ‘chimeneas’ que sin pudor conducen por las calles buses de transporte urbano, la Secretaría de Tránsito y Trasporte le daría un excelente regalo tanto a los niños como a la ciudadanía en general, si se ‘equivoca’ y envía a los patios los buses urbanos y a todo carro y moto que contamine. También el gobierno municipal ayudaría si hace control a la construcción, que destruye el bosque y siembra cemento.
 

Más cifras alarmantes

 

Pero no solo las armas y la contaminación asesinan, la destrucción de la biodiversidad está acorralando al planeta y afectando a la humanidad. El informe Planeta Vivo del WWF es alarmante. El 30 de octubre la organización informó que la densidad de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces, experimenta un declive de 4.8% anual y que AL es la región en el mundo que más ha sufrido la disminución en sus poblaciones de vertebrados desde 1970. Además, nos recordó que Brasil, Colombia y México son de los cinco países más diversos.

Según ese informe existe una disminución del 89% en 1.040 poblaciones de las 689 especies estudiadas. El director de WWF en México, Jorge Rickards, aseguró que se ha perdido el 22% del hábitat adecuado para los mamíferos de la región desde el centro de México hasta la Patagonia, formando una región biogeográfica conocida como Neotropical. “Particularmente en el Caribe estamos observando una pérdida mayor, con un 60% de degradación de los hábitats”.

Llamó la atención que perder biodiversidad es perder “lo que nos provee la naturaleza, desde medicinas, suelos para tierras de cultivo y procesos de regulación climática”. Agregó que la Amazonía brasileña ahora se ve más amenazada que nunca, ha perdido hasta la fecha el 20% de sus bosques, lo que supone un apuñalamiento directo a uno de los pulmones más importantes del planeta. Hay que añadir que la Amazonía colombiana también está siendo destruida.

Quienes estamos vinculados con la educación, estamos convencidos de que esta podría salvarnos, pero también se encuentra contaminada en la mayoría de los países por su baja calidad, que en otras naciones además de la mediocridad es acompañada con los bajos presupuestos, y el asunto es peor cuando allí anida la violencia conocida como matoneo, así como otras perlas como la droga y la prostitución.


Diego Arias Serna (darias@fis.ucm.es / darias@uniquindio.edu.co)
Profesor-investigador universidad del Quindío
Especial para LA CRÓNICA

 




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