Editorial / FEBRERO 02 DE 2023

Todos pusieron

Como si les hubiera caído la pirinola en la cara que dice: todos ponen, los pijaenses hicieron de la reapertura del hospital Santa Ana un propósito colectivo.

Todos pusieron

El pueblo pijaense se empeñó en la reapertura del único hospital con que cuentan y lo logró. Todos pusieron. Tuvieron en la gerente del centro hospitalario la inspiración necesaria para movilizarse y hoy celebrar que de nuevo haya atención médica pública para quienes moran tan entrañable municipio. El sector salud necesita más profesionales como Estefanía Restrepo García. Durante el periodo gerencial de esta trabajadora y carismática mujer fue posible lo que hoy tiene que verse como algo más que un gran ejemplo de solidaridad. Lo sucedido en Pijao debe exaltarse públicamente, como en efecto se pretende con esta nota editorial y el cubrimiento periodístico que NUEVA CRÓNICA QUINDÍO realizó de la buena noticia, pero lo mismo no es óbice para reflexionar en voz alta sobre el estado de algunos de los centros hospitalarios del país y las difíciles condiciones que tienen que sortear para no cerrar. 

El cierre del Santa Ana sobrevino luego del embargo a sus cuentas por una demanda en su contra que obligó el pago de más de cuatrocientos millones de pesos. No se pudieron pagar los salarios de los trabajadores y la secretaría de Salud, como le correspondía, ordenó la suspensión de operaciones. El reto era conseguir una suma cercana a los cien millones de pesos para ponerse al día con los aportes parafiscales y lo lograron haciendo rifas, organizando un concierto y una cabalgata y hasta alquilando el hospital como locación para el rodaje de una serie audiovisual. Lo que quedó faltando lo puso un particular y hoy, de nuevo, en Pijao el hospital atiende público. Ovación, y de pie, por tan loable labor, por demostrar tanto amor y unión, por no rendirse y superar tamaña adversidad. En el pueblo sin prisa del Quindío hicieron una maratón de actividades para volver a tener atención en salud. 

Apartados del más que justo reconocimiento a la gerente del hospital y su familia, a los trabajadores del Santa Ana, a la comunidad pijaense y a todos los que se sumaron a tan noble causa, y ya de nuevo con los pies en la tierra luego de la euforia colectiva por este hito, hay que preguntarse y preguntar: ¿y ahora qué? No es vendiendo boletas y haciendo eventos musicales como debe sostenerse un hospital cuyo funcionamiento tiene que garantizar el Estado. Admirable como lo que más lo que hizo la comunidad y los trabajadores del hospital del pueblo, pero, si no se toman medidas de fondo, la crisis volverá y ya no habrá aliento ni ánimo y mucho menos bolsillos para otra cruzada como la que emprendieron en Pijao por el hospital. Sí, fue muy dura, larga y extenuante la tarea para reabrir el hospital, pero mantenerlo en funcionamiento es doblemente complejo. 

Cuál es el plan, no de la comunidad y los usuarios del hospital, sino gubernamental para garantizar que las puertas del Santa Ana permanezcan abiertas. En Pijao necesitan y merecen un buen hospital, con instalaciones adecuadas, con flujo de caja para pagar salarios, con medicamentos e insumos para atender la población y eso, de nuevo, no se logra con cabalgatas ni volviendo a llamar a Camilo Sesto de Yo me llamo para que done otro concierto. La pirinola cayó en la cara donde decía: todos ponen, y la comunidad lo hizo. Se puso de nuevo a girar la pirinola y esta vez cayó con la cara hacia arriba en la que se lee: el Estado pone.


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