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Nada mejor por estos días de mezquindades y delirios politiqueros que encontrar un solaz, una alternativa de “desintoxicación”, en la cultura y las letras. La agenda de actividades programadas por estas fechas nos permite apartar la mente del desasosiego y la desesperanza que produce el desastroso panorama político y electorero local y regional. Y no se trata de evadir la responsabilidad de estar al tanto de quiénes son los aspirantes a los cargos de elección popular y cuáles son sus propuestas, y de ese modo asumir una consciencia crítica que conduzca a un voto informado, sino de nutrir el espíritu y blindar nuestras mentes y corazones con el goce estético que nos dispensan las expresiones artísticas. La música y la literatura, quizás las dos artes con mayor presencia en el consumo cultural de nuestros territorios, son las mejores opciones para conjurar la maledicencia y los odios que por estas fechas se instalan con tanta facilidad entre quienes buscan el poder y sus correligionarios.
A la nutrida temporada de ferias del libro del segundo semestre en el país se acaba de sumar la de Armenia y el Quindío – Filaq, que bajó el telón este martes dejando en el público una muy positiva impresión, y varias lecciones para el sector en materia de gestión cultural. La voluntad de trabajo, gestión y diálogo con la que arribaron al Quindío Liliana Moreno y David Reinoso, de la Fundación Letra Viva, permitieron que en poco más de tres meses se materializara la programación de una Feria del Libro ambiciosa como proyecto cultural para el departamento. Con la vocación de ser la casa de los promotores de lectura en el país, y proponer diálogos y reflexiones alrededor del concepto de biocultura, que rige la política pública del sector en el departamento, entre otras singularidades, la Filaq retoma el entusiasmo que hace algunos años impulsó la realización de un certamen similar.
La muestra comercial y la programación cultural y académica de los cinco días demostraron que, alrededor del objetivo común de formar públicos lectores y consumidores de cultura, es posible generar importantes sinergias que trasciendan las limitaciones financieras y conciten el interés de la empresa privada y otras instancias que pueden sumar para no depender enteramente de las migajas que los administradores de lo público destinan a la cultura. La suma de voluntades y el interés genuino por dinamizar y fortalecer todas las instancias y actores de la cadena del libro y la lectura irán nutriendo esta feria que acaba de nacer y se espera que crezca saludable y muy bien rodeada.
En compañía del Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales, de la Fundación Torre de palabras; el Festival Internacional de Artes, de Teatro Azul; y El Festival Internacional Cine en las Montañas, entre otros eventos y programaciones culturales y artísticas que se gestan en los municipios desde organizaciones no gubernamentales, bibliotecas públicas y casas de la cultura; la Filaq está llamada a seguir promoviendo los libros, la lectura y las artes como antídotos contra la desesperanza.