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En su libro Infocracia, sostiene Byung Chul-Han: “Quien ofrezca un mejor espectáculo ganará las elecciones. El discurso degenera en espectáculo y publicidad. Los contenidos políticos tienen cada vez menos importancia. La política pierde así toda su sustancia y se ahueca en una política telecrática de imágenes”. Mañana descansamos. Lo hemos sufrido hasta el agotamiento emocional y racional con el polichinela creado por Beccassino. Áspera, escabrosa contienda contra el otro candidato, plagada de mediáticas escenificaciones donde todos hemos sido víctimas silenciosas o rugientes. Mañana, de nuevo en las urnas. Crédulos o recelosos para revalidar, definitivamente, aquello en cuanto creemos y al hombre en quien confiamos. Con dos candidatos antípodas en todo. Uno de estos, sin ruborizarse, afirmó que se limpia “el culo con la ley”. Cada cual en la cresta política y propagandística de campañas diferentes a cuantas hemos conocido en precedentes elecciones. Como desgarrado telón de fondo, el desmoronamiento de una clase política hegemónica apagándose y disgregándose, para bien de Colombia, de manera irremediable. La psicometría, junto con la psicopolítica digital, producirán mañana sus frutos amargos o dulces. En el citado libro, Chul Han reconoce que “el tsunami de información desata fuerzas destructivas. Se ha apoderado también de la esfera política y está provocando distorsiones y trastornos masivos en el proceso democrático”. Para este segundo balotaje los electores, aunque parezcan los mismos, no lo son. Millares de personas han depuesto los temores con que eran manipulados y elegirán con criterios diferentes a los de la primera vuelta. Millares de colombianos que votaron en blanco o se abstuvieron de hacerlo, mañana serán artífices directos en la construcción de una nueva Colombia. Asistiremos jubilosos, con uno de los candidatos más idóneos que ha tenido nuestro país en más de 100 años, al ocaso de la barbarie que sobre la inequidad social construyeron los protagonistas de una élite hegemónica en devastador desplome político. Como forjando de manera inconsciente la radiografía del menguado candidato que amaestra, Beccassino reconoce que “la búsqueda del voto es primitiva, fofa, perezosa, reiterando palabras y estéticas, no aportando innovación”. Todo cuanto representa el ingeniero que pretende entronizarnos como presidente. Mañana más de 15 millones de colombianos demostraremos no querer la continuidad de un esquema político controlando el estado desde 2002, estructurado en la impunidad de narcotraficantes y paramilitares. Experta en análisis del discurso, Liliana Pardo Montenegro en su ensayo El relevo de las clases dominantes o cambio político en Colombia. ¿Fin del ciclo histórico del bloque hegemónico colombiano?, examina con penetrantes evidencias cuanto mañana, con cada voto por el candidato del verdadero cambio, empezaremos a cimentar entre quienes estuvimos segregados y burlados por aquellos que, hoy por hoy, forcejean entre sus farsas, sus desprecios y engaños. Mañana celebraremos.