Autor : Ernesto Acero Martinez
El Jueves Santo cierra el periodo cuaresmal y abre el tiempo central de la Semana Santa, el Triduo Pascual.
El Jueves Santo marca el inicio del Triduo Pascual, periodo en el que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Poco duró la alegría de quienes seguían las enseñanzas del que fue clavado en la cruz al verlo entrar victorioso a Nazaret, horas después estarían llorando la que, a juicio de ellos, sería una de las más grandes injusticias de la humanidad y, al mismo tiempo, la mayor prueba de fe en el verbo hecho hombre.
El Jueves Santo cierra el periodo cuaresmal y abre el tiempo central de la Semana Santa. Este día, la eucaristía no termina con la bendición, el sacerdote se retira en silencio concluida la celebración. La del jueves, puede afirmarse, es una misa que dura 3 días (jueves, viernes y sábado). Es propia esta fecha para la sagrada misa Crismal y la misa de la Cena del Señor.
Según el evangelio de Mateo: “Al anochecer, Jesús se sentó a la mesa con los Doce y, mientras cenaban, dijo: —Os aseguro que uno de vosotros va a traicionarme. Los discípulos, muy tristes, comenzaron a preguntarle uno tras otro: —¿Acaso seré yo, Señor? Jesús les contestó: —El que va a traicionarme es uno que come en mi propio plato. Es cierto que el Hijo del hombre tiene que seguir su camino, como dicen de él las Escrituras. Sin embargo, ¡ay de aquel que traiciona al Hijo del hombre! Mejor le sería no haber nacido. Judas, el traidor, le preguntó: —¿Acaso soy yo, Maestro? Jesús le contestó: —Tú lo has dicho. Durante la cena, Jesús tomó pan, bendijo a Dios, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: —Tomad, comed: esto es mi cuerpo. Tomó luego en sus manos una copa, dio gracias a Dios y la pasó a sus discípulos, diciendo: —Bebed todos de ella, porque esto es mi sangre, con la que Dios confirma la alianza, y que va a ser derramada en favor de todos para perdón de los pecados. Os digo que no volveré a beber de este fruto de la vid hasta el día aquel en que beba con vosotros un vino nuevo en el reino de mi Padre. Cantaron después el himno y salieron hacia el monte de los Olivos. Jesús les dijo entonces: —Esta noche todos me abandonaréis, porque así lo dicen las Escrituras: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño. Pero después de mi resurrección iré antes que vosotros a Galilea. Pedro le contestó: —¡Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré! Jesús insistió: —Te aseguro que esta misma noche, antes de que cante el gallo, tú me habrás negado tres veces. Pedro insistió: —¡Yo no te negaré, aunque tenga que morir contigo! Y lo mismo decían los otros discípulos”.
Para el padre Jeisson Henao Herrera, párroco de Los Santos Apóstoles, el Jueves Santo se celebra el misterio de la institución de la eucaristía, la institución de la orden sacerdotal y el mandamiento del amor. “Si nosotros nos fijamos en la celebración de la Cena del Señor, es una eucaristía como la que celebramos de costumbre, pero tiene unos elementos particulares. Después de la predicación se da el lavatorio de los pies, hay algunos miembros de la comunidad en cada parroquia representando a los doce apóstoles y el sacerdote hace ese signo que Jesús hizo en la Última Cena. Un lavatorio de pies indica la sencillez y el servicio. En la época de Jesús, los esclavos tenían la tarea de lavar los pies a las visitas, en la época de Jesús el calzado era sandalias, no estaban las calles pavimentadas, eran caminos de tierra, llegaban con los pies sucios y heridos. Jesucristo es el Señor, pero no viene a ser servido sino a servir y al lavarle los pies a los discípulos recordamos el episodio cuando Pedro le dice: ‘tú lavarme los pies a mí´ y Jesús le contesta: ‘si no te lavo los pies no tendrás nada que ver conmigo’, entonces Pedro, emocionado, le dice: ‘Pues lávame entonces también las manos y la cabeza’”.
Al final de la ceremonia religiosa, explica el presbítero Henao Herrera, el sacerdote va a dejar el cuerpo de Cristo y va a hacer una procesión al monumento que va a estar expuesto.
El Jueves Santo, aclara el sacerdote, se advierten 2 sacramentos: “La eucaristía. Jesús no solamente ha venido y se ha ido, sino que se ha quedado entre nosotros y se ha quedado en las especies eucarísticas del pan y el vino. El pan se convierte en su cuerpo y el vino se convierte en su sangre. Se ha querido quedar en el pan, que es tan común a todas las culturas y que sirve de alimento, es el alimento espiritual que todos los fieles comulgamos el día domingo. Los fieles, ese día, deberían orar por los sacerdotes, porque el sacramento de la eucaristía está ligado al sacramento de la orden sacerdotal. Cuando Jesús dice ‘hagan esto en conmemoración mía’, se lo está diciendo a los apóstoles y los apóstoles hoy son los obispos y los sacerdotes somos como las manos extendidas de los obispos. Por eso no puede haber eucaristía sin sacerdote y no puede haber un sacerdote que viva sin la eucaristía, estamos dados para presidir la fe en medio de la eucaristía y alimentar al pueblo cristiano con el cuerpo y la sangre del Señor”.
Así inicia la pasión de Cristo. En la noche va a ser entregado, lo capturan. Eso explica porqué los sacerdotes no administran los sacramentos. Solo si se tratara de extrema urgencia (peligro de muerte) está permitido la confesión y ungir los enfermos.
Programación
En la parroquia de Los Santos Apóstoles, ubicada en el barrio Yulima de Armenia, la agenda de ceremonias religiosas comienza a las 10 a. m. con la eucaristía de La Claridad; continúa a las 4 p. m. con la Cena del Señor, Lavatorio de los pies y la procesión al Monumento. A las 8 p. m. se tiene prevista la adoración al Monumento.
Visita de monumentos
Acostumbran los cristianos católicos, el Jueves Santo, peregrinar por 7 templos. Este rito popular permite contemplar los elementos propios de la eucaristía que estarán expuestos de una manera solemne. Encender velas, orar y reflexionar completan el ritual.
