Autor : Roberto Restrepo Ramírez.
Vivencias de la Semana Mayor en un recorrido por la historia, el domingo, lunes. Martes y Miércoles Santo.
En el año 2006, la Alcaldía de Armenia publicó un interesante libro, de 248 páginas, bajo el título "PIEZA DEL REBLUJO (CRÓNICAS ANTAÑONAS)”, escrito por el recordado publicista y administrador turístico John Jaramillo Ramírez (1944 - 2022) y quien también perteneció a la Academia de Historia del Quindío, en su condición de Miembro Honorario.
En el transcurso de la Semana Mayor, y extractando algunos párrafos de tan singular obra, presentamos los detalles descritos por Jaramillo, sobre el Domingo de Ramos, el Lunes, Martes y Miércoles Santo en la capital del Quindío. Menciona al escultor Álvaro Carvajal Quintero, quien fue el artista que talló en madera la imagen de La Dolorosa de la catedral de Armenia, algunas imágenes de Semana Santa de Filandia y La Dolorosa y La Dolorosa de Circasia. La imagen de Armenia era considerada por Carvajal Quintero como su obra maestra y comenzó a salir en la procesión de La Soledad del año 1907, en la noche del Sábado Santo. Don Álvaro Carvajal Quintero era el hijo mayor de Álvaro Carvajal Martínez, nacido en Donmatías (Antioquia), quien también era escultor y tallador de la madera.
Enseguida, la transcripción de las páginas 37 y 38 de tan agradable obra, correspondientes a su capítulo titulado "La Semana Santa".
Desde el Sábado de Dolores, comenzaban a llegar a la Plaza de Bolívar los campesinos con sus cargas de cogollos de palma de cera (en esa época nadie pensaba que dicha palma era tan importante y no estaba protegida) para venderlos a quienes asistirían al día siguiente a la Procesión de Ramos. Muchos de ellos, artesanos innatos, sentados en un escaño de la plaza tejían las hojas y, por supuesto, esos ramos adornados eran más costosos. Amanecía el domingo y la chiquillería llenaba la plaza, de ramo en mano, para salir en la procesión...
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...El Señor del Triunfo - bellísima imagen que había logrado Álvaro Carvajal - la presidía. El artista la había diseñado a semejanza del Paso de la Pollinica, de Cádiz, para que la imagen de Cristo estuviera montada sobre la burrita a lo amazona, es decir, con las dos piernas para un mismo lado. Al padre Londoño, esto no le gustaba; decía que Cristo no tenía por qué salir como una señora, montado en silla de cacho, y se presentaba el problema de acomodarlo a horcajadas, para lo cual había que amarrar la imagen con lazos y cabuyas que se disimulaban con los ropajes y el manto. La procesión recorría los alrededores de la plaza, y cuando iba a regresar al templo, los asistentes tendían sobre el piso las palmas desde el atrio hasta el presbiterio y sobre ellas hacía el paso su entrada triunfal. A continuación, venía la bendición de los ramos y la misa dominical. El ramo bendito se guardaba en cada casa y cuando había tormenta, con gran despliegue de rayos y tronamenta, lo primero que se hacía era quemar algunas de sus hojas, para "aplacar la ira del Señor". Al año siguiente, y cuando ya iba a empezar la Cuaresma, se llevaba a la iglesia para que, tras incinerarlo, fabricaran la ceniza que habría de ser impuesta el miércoles...
...El Lunes Santo se realizaba la procesión de "El Buen Pastor". Para ello se echaba mano de una imagen de Jesús multiusos, que se había adquirido en Medellín, que lo mismo servía para Semana Santa que para el día de San Isidro, añadiéndole una ruana, un sombrero de caña y un azadón. O de San José en el pesebre navideño. Para este paso, lo sentaban sobre un cajón que se forraba con encerados y se le agregaban las ovejas del pesebre...
...El martes era la de "La Magdalena arrepentida", cuando salía la misma imagen, pero ya sentada en una silla Thonet, de alto respaldo esterillado y que era del comedor de la casa cural, con la Magdalena arrodillada a sus pies y llevando en su mano derecha un frasco vacío de loción Tabú...
...El paso del miércoles era bellísimo. Obra de los talleres barceloneses que popularizaron este tipo de imágenes en yeso; había sido importado por el padre Londoño y representaba "La oración en el huerto". La cara de Cristo era fiel trasunto de su angustia en esa suprema hora, y el ángel, que sostenía el cáliz, erguido sobre un tronco lleno de perforaciones donde se incrustaban ramas naturales, era de una serena belleza".
