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Quindío / FEBRERO 25 DE 2024 / 1 mes antes

La vida del ilustre físico nuclear quindiano José Octavio Guzmán Baena

Autor : Laura María Espinosa Estrada

La vida del ilustre físico nuclear quindiano José Octavio Guzmán Baena

Dentro de sus planes tenía regresar este año a Calarcá junto con Martha Cecilia, para ser homenajeado con la asociación de exalumnas que se está formando gracias a esfuerzos reunidos por la científica.

En su destacada carrera profesional obtuvo dentro de sus premiaciones, la Medalla Sociedad Colombiana de Física, otorgada por la Sociedad Colombiana de Física y a esta se le suma el haber sido profesor emérito de la Universidad Nacional de Colombia. 

En tierras quindianas, en las entrañas de una familia cafetera, comenzó la historia de un académico ilustre, específicamente en la tradicional ‘Villa del Cacique’, Calarcá, donde nació el distinguido académico José Octavio Guzmán Baena. 

Hijo de María y Antonio, el mayor de 24 hermanos, de los cuales se criaron juntos ocho hombres y siete mujeres, a quienes se les infundió desde siempre el amor por el estudio. Fue entonces como siguiendo estos consejos, el camino para José Octavio inició en el colegio Robledo de su tierra natal, donde cursó todo su bachillerato  

Culminados sus estudios, con el esfuerzo que realizaba su padre para sacar sus hijos adelante, partió hacia Alemania donde inició su carrera profesional en la Universidad de Bonn (Rheinische Friedrich-Wilhelms-Universität Bonn) y se graduó finalmente como físico nuclear; se data que allí mismo, realizó sus estudios de maestría en la misma materia y posterior a ello, se hizo doctor en física nuclear en el mismo centro superior de estudios. 

Con su vida profesional resuelta empezó a interactuar con las áreas afines a las ciencias físicas tales como la física de partículas y campos, la física nuclear, y la física atómica, molecular y química, lo que le permitió sumar experiencias a su intachable hoja de vida. Trabajó inicialmente en Alemania, luego regresó a Colombia para hacer parte de algunos proyectos y luego, se hizo docente e investigador de tiempo completo de la Universidad Nacional de Colombia.

La distinguida científica, física y astrofísica calarqueña Martha Cecilia Bustamante, premiada por la Academia de Ciencias de Francia, contó para NCQ cómo se crearon sus lazos y cómo el docente Guzmán Baena le sirvió de inspiración para elegir su profesión. 

“Lo conocí cuando estaba en quinto de bachillerato, un hermano menor de él llamado Balseín Guzmán, era profesor nuestro, no recuerdo de qué área. En un momento, Octavio vino a Colombia, específicamente a Calarcá a darnos una conferencia; ahí fue cuando lo conocí, aunque antes no lo había visto, sabía que era de los Guzmán de Calarcá, que se había ido para Alemania, era mucho mayor que todos nosotros. Con esa conferencia que él nos dio, a mí se me despertó en gran parte el interés por la ciencia, a él se lo debo todo. Después de esto me fui a estudiar en la Pedagógica y en la Nacional y ahí lo tuve a él como profesor, ese fue nuestro segundo encuentro. Como profesor era excelente, era un hombre muy abierto, dinámico. Allí me dictó la física experimental y recuerdo mucho que nos contaba chistes, nos hacía reír, era un excelente pedagogo”. 

Leer: En Bogotá falleció el físico nuclear quindiano Octavio Guzmán Baena

Dentro de su amplia experiencia como físico, investigador y docente, pudo desempeñarse como tutor para trabajos de grado de maestrías, jurado y participante en comités de evaluación. Además, a su hoja de vida se le suman los cargos en el Instituto Interdisciplinario de las Ciencias, donde realizó actividades  de investigación y desarrollo en la Universidad del Quindío; en la ya mencionada Universidad Nacional con sede en la capital, realizó actividades de administración, docencia investigación, haciendo parte del Instituto de Investigaciones de Iones Pesados como investigador; en el Organismo Internacional de Energía Atómica fue coordinador delegado por la OIEA para la implementación de estudio y aplicabilidad de reactores nucleares en América Latina, además, fue miembro del concejo de centro; en el Instituto de Asuntos Nucleares fue investigador; dentro de la misma universidad fue miembro del comité editorial de la revista institucional ‘Nucleares’; dentro del programa de física fue el coordinador nacional de física en el programa de Ciencias Básicas de las Naciones Unidas para el Desarrollo; así mismo, hizo parte del Instituto de Física Nuclear como investigador. Mientras que en la Universidad de Bonn, se destacó por ser asistente de investigación durante un largo periodo. 

Fue entonces como este hombre que dedicó su vida a la física y sus estudios, tuvo como ejes dentro de sus líneas de investigación a la física nuclear, la física de partículas y campos, y la física atómica, molecular y química, estudiando e investigando algunos de sus derivados y fenómenos como las colisiones, las colisiones atómicas, los materiales magnéticos, las heteroestructuras semiconductoras, las transmisiones de fase, entre otras.

“Él en Alemania durante sus estudios vivió experiencias muy interesantes, no solo que pudo viajar y conocer mucho lo que fue la Alemania del Este, que eran los países comunistas, sino que también en la universidad tuvo la ocasión de frecuentar los personajes más importantes de la física del siglo XX, tuvo la oportunidad de escuchar conferencias, clases, seminarios de Werner Heisenberg, uno de los fundadores de la mecánica cuántica; Octavio Guzmán fue uno de los que tuvo ese gran privilegio; además, de acuerdo a lo que me comentó el año pasado, conoció a Paul Dirac, un físico inglés de los más grandes para el siglo XX que tuvo la ciencia, la física”, afirmó la científica. . 

Solo el poder contar con estos privilegios, lo convirtieron en un  personaje excepcional y universalista,  siguiendo los cursos y conferencias de estos grandes fundadores de la física, se hizo único en su materia no solo para el departamento, sino para el país entero. Fue entonces como su recorrido por el mundo explorando, conociendo y nutriendo ese amor inconmensurable por su profesión, le hizo ser participante de más de 35 eventos, escuelas, congresos, simposios, conferencias, encuentros científicos en diferentes rincones de Colombia y del planeta.

“Octavio fue una gran persona, un hombre muy ilustrado, un hombre que se cultivó. Era un universalista, un enciclopédico, tenía muchos conocimientos finalmente como lo he comentado anteriormente, fue un humanista, un gran físico, un gran profesor. En nuestro encuentro pude comprobar que fue un hombre de mucha cultura, en ese encuentro hizo muchas reflexiones sobre lo que podía ser la ciencia en Colombia, lo que es y no ha podido ser. No solo fue un físico, sino también un hombre de reflexión”, acotó Bustamante. 

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Aunque para nutrir su ser de conocimiento tuvo que partir a temprana edad de su tierra natal,  aunque no físicamente en todas las ocasiones, siempre volvía a casa para corroborar ese amor que sus innegables raíces y sobre todo sus padres pudieron infundir en él, sin embargo, con su partida hacia Alemania pudo edificar este futuro prometedor del que hoy se habla. 

“El año pasado estuve con él y su esposa Aminta Mendoza en Bogotá, compartimos en dos ocasiones muy interesantes, en ese momento el doctor Guzmán me habló mucho de Calarcá, tenía recuerdos muy buenos, me expresó que la época en que había hechos sus estudios en Calarcá había sido muy importante para él, ya que en aquel entonces en Calarcá habían muchos intelectuales, jóvenes muy interesantes y él los conoció; era una sociedad muy abierta, entonces Octavio quedó con muy buen recuerdo de su época allí en este pueblo y en el colegio, esto me lo confirmó él”, expresó la científica. 

Con Calarcá, las experiencias que acompañaron su vida personal y profesional, su familia, su valía, y ese conocimiento que nunca lo abandonó en el corazón, el pasado martes 13 de febrero en la capital del país, Bogotá, partió a la eternidad, no sin antes dejar su legado ilustre a un país que le brindó grandes oportunidades y al que con su docencia e investigación puso a disposición de la ciencia, la tecnología y la industria grandes avances.

“Él tenía muy buen recuerdo de su vida en Calarcá, de su familia, él reconoció  a su papá que luchó mucho para que todos sus hijos estudiaran. Pienso que para él fue muy importante todo este entorno familiar, calarqueño, la cultura del municipio; esto lo formó y creo que hasta que yo lo volví a ver el año pasado, conservaba esa familiaridad, con una sencillez elegante que le caracterizaba. Me transmitió buenos recuerdos de lo que fue su vida en Calarcá”, finalizó contando para NCQ, Martha Cecilia Bustamante.  


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