Autor : Andrés Felipe Ramos Gámez
9 días después de la lamentable tragedia, los afectados se sienten agradecidos, pero solicitan ayuda con material para reconstruir sus viviendas.
Han pasado 9 días del incendio que acabó con 40 viviendas en el asentamiento Milagro de Dios y parte del barrio El Porvenir, el cual dejó 121 damnificados que lo perdieron todo.
Esta tragedia tocó los corazones de los ciudadanos, quienes se han acercado a la zona para donar alimentos, kits de aseo, ropa, colchonetas, cobijas y más.
Milagro de Dios no olvida esa reacción, en medio de las ruinas, sus habitantes agradecen el apoyo que ha llegado y que sigue de parte de la gente.
Sin embargo, la falta de una vivienda o un techo donde poder albergarse sigue siendo la mayor problemática.
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Difícil solicitud
Por ser un sector de alto riesgo y no estar legalmente constituido, en el Milagro de Dios el Estado no puede realizar inversiones para la construcción de viviendas, así que muchos de los residentes afectados por la conflagración optaron por invertir el poco dinero que tenían en elementos básicos para hacer, de nuevo, sus casas artesanales justo donde estaban hasta antes de la emergencia.
Al tiempo, esperan la bondad de las personas para que les regalen tejas, ladrillos, arena o cemento.
Alexánder Devia Morales es uno de esos afectados que realiza trabajos en donde quedaba su vivienda, así como en otras casas vecinas para tratar de levantar lo más rápido posible una edificación para él y los suyos, y, por fin, sentirse más protegidos y tranquilos.
“La gente quiere ahora guaduas y elementos que les ayuden a arreglar sus casas. Uno no quiere irse porque esto era lo que teníamos, no hay más. Es cierto, amigos, familiares y otros nos dan posada, pero es algo a lo que uno no se acostumbra porque vivíamos en esta zona desde hace mucho, algunos de estos están desde hace más de 30 años, no es fácil abandonar”, dijo Alexánder.
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Agregó: “Algunos lograron levantar parte de la cubierta, se acomodaron y de a poco recolectan para construir, es difícil, pero el Milagro de Dios y sus habitantes están acostumbrados a las complicaciones, estamos empezando desde cero”.
Así mismo, vienen otros asuntos como seguir en sus empleos para lograr algún recurso, para invertir en sus casas o para ayudar a las familias.
“Algunos deben irse, dejar estos lugares para buscar sustento. Muchos nos hemos unido para estar atentos a que no vengan personas distintas a hurtar”, resaltó Devia Morales.
Mientras están a la espera de esa mano amiga, tratan de recuperar la motivación, limpiar y estar más unidos que antes.