Autor : Mayra Alejandra Ovalle Peñuela
Anatema es un grupo de la institución que a través del arte reflexiona sobre las disidencias sexuales en la escuela.
Desde el 2018 posibilitan espacios de diálogo para la inclusión de políticas diversas en el plantel educativo.
La preocupación por asuntos de género es un asunto que ha entrado en la agenda de diversos escenarios e instituciones educativas del país, debido a la convergencia y las discusiones que exige la actualidad.
Desde el 2018, en la institución educativa Gustavo Matamoros, de Armenia, se empezaron a conformar grupos de mujeres para poner en discusión el manual de convivencia, conformar la red municipal de género —proceso que se lidera desde el plantel educativo— e investigaciones y trabajos relacionados con asuntos de género en los que buscan medir y analizar casos de acoso y abuso.
“De manera que, en el consejo estudiantil se inició el trabajo para reformar el manual de convivencia hacia políticas más inclusivas y diversas. Además, se conformaron grupos de nuevas diversidades que trabajan no solo por la defensa y promoción de derechos sexuales y reproductivos, sino también para temas de investigación social en la que se han utilizado metodologías como cartografía social, recolección de datos de grupos focales y recolección de narrativas propias de vida”, explicó Eder William Ortiz Medina, docente de ciencias sociales de la institución mencionada y uno de los promotores de estas iniciativas.
Aseguró también el docente que para las modificaciones que se hicieron en el manual de convivencia, se tuvo en cuenta el marco de la ley 1620 en la cual se le da oportunidad a integrantes de comunidades diversas sexualmente de escoger el uniforme que quieren utilizar y defender sus derechos debido a que no eran muy bien tratados en las políticas de inclusión.
“Con esto se les da el poder de revelarse a través del cuerpo, este es una forma de expresión que se tiene en cuenta en nuestro manual de convivencia”.
Sobre el proceso que se ha realizado en el marco de la mesa municipal de diálogo, Ortiz Medina señaló que han participado las estudiantes del proyecto Anatema del año 2019.
“Ese proceso ha sido un poco distante a las lógicas institucionales porque son procesos más de resistencia y disidencia”.
Ahora bien, respecto al trabajo que se desarrolla en temas de género en el Quindío, expresó que “en las instituciones educativas aún hay un diagnóstico desconocido respecto a las violencias de género. Por otro lado, se suma que habría que aportarles a las instituciones una perspectiva de género que pase del discurso dicotómico de inclusión—exclusión a una forma de reconocimiento de las diversidades sin importar solo cuestiones de género. Posicionar nuevas formas de ver la sexualidad, la feminidad y masculinidad es una manera de entender que se puede producir conocimiento de otras maneras y a través del cuerpo”.
Aseveró que la Gustavo Matamoros está muy abierta a este tipo de propuestas en las que se resalta la corporalidad y se investiga a partir de esta.
“En otras instituciones esto es mucho más cerrado, no se permite hablar sobre otras versiones o visiones del mundo. En ese sentido hemos ganado mucho, debemos desde todas las instituciones educativas del Quindío apostarle a ganar terreno y pasar de las políticas inclusivas a las políticas diversas”.
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