Autor : Mayra Alejandra Ovalle Peñuela Gómez
En la mañana de este domingo 16 de enero, el periodista y escritor Gustavo Tatis Guerra reveló en El Universal de Cartagena un secreto sobre Gabriel García Márquez, que revolucionó a lectores y críticos alrededor del mundo.
El reportaje confirmó un rumor que durante años había rondado la vida del premio Nobel y que, hasta ahora, fue conocido por la opinión pública. En muchos medios se han referido al anuncio como el secreto mejor guardado: la existencia de una hija.
Desde hace ocho años, Tatis Guerra supo de Indira Cato, pero, por respeto decidieron con Dasso Saldívar y con Guillermo Angulo -biógrafo y amigo cercano del escritor respectivamente- digerir la información para contarla bien e informar a las dos familias (García Bacha y Cato) que la noticia se haría pública. De Indira Cato se supo que decidió mantener el apellido de su madre Susana Cato -guionista y escritora mexicana- aunque mantuvo una relación cercana con su padre. Tiene 32 años, es egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México en donde estudió Literatura dramática y teatro. Es una reconocida y galardonada productora de cine mexicano. En su trabajo se puede reconocer una estética marcada por la responsabilidad ética y social: ha narrado la migración, la partería y diversas formas del amor.
Su nombre se relaciona con una historia. García Márquez, cuenta Tatis Guerra, en la mañana de 1982 en la que se dio a conocer que era el merecedor del premio Nobel, habló por teléfono con Indira Gandhi, primera jefa de estado quien recién había leído Cien años de soledad y se encontraba muy conmovida por la maestría de la pluma del colombiano. Un año después se conocieron en Nueva Delhi y se construyó entre ellos un diálogo animado en el que Gandhi se le presentó al escritor como las mujeres de Aracataca: valientes y llenas de luz. La noticia del asesinato de la política india fue un golpe fortísimo para García Márquez, quien suponen no dudó en llamar así a su hija.
Tatis Guerra señala que “Indira heredó las cejas negrísimas de su padre, y la mirada profunda de quien atraviesa las cosas con solo mirarlas”. También ella, desde el cine, decidió para su vida el arte de contar historias.
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