![Cacería ilegal, un grave delito contra los ecosistemas](https://www.cronicadelquindio.com/files/noticias/202403240457570.jpg)
Recientemente el Quindío se estremeció con la muerte de un puma tras quedar atrapado en una trampa ilegal que cazadores instalaron en zona rural del municipio de Salento.
De acuerdo con biólogos de la Universidad del Quindío hasta el 2022, había entre 23 y 24 pumas distribuidos en las zonas de Filandia y Salento.
El pasado 18 de marzo la Corporación Autónoma Regional del Quindío, CRQ, dio a conocer una lamentable noticia en la que daba cuenta del hallazgo del cuerpo sin vida de un puma que agonizó por varios días tras quedar atrapado en una trampa ilegal instalada en un corredor biológico de la vereda La Palmera en el municipio de Salento.
Durante la inspección técnica al cuerpo del puma se pudo determinar que se trataba de un macho de aproximadamente 7 u 8 años de edad que se encontraba en avanzado estado de descomposición y con evidentes signos de lucha por intentar liberarse de la guaya que poco a poco fue extinguiendo su vida.
Sobre este atentado contra la diversidad biológica del departamento, Pablo Andrés Zanabria Gil, magíster en Manejo de Fauna Silvestre y Recursos Naturales, y docente del programa de Biología de la Universidad del Quindío explicó que en Colombia el trampeo y la cacería de fauna silvestre son prácticas que están prohibidas.
“El método de caza que se usó con ese felino es, además de ilegal, traumático y violento, porque la guaya tiene forma de horca y queda abierta entre dos ramas. Cuando el animal pasa, su cabeza o cualquier extremidad queda atrapada y automáticamente se cierra. A medida que el animal genera presión, aprieta más y puede llegar a morir”, dijo el docente universitario.
Indicó que el puma es una especie focal que, al hacer presencia en una determinada parte del territorio, es porque en esa zona la pirámide se encuentra equilibrada. Zanabria Gil dijo que el puma es un controlador biológico y que suele recorrer largas distancias, eso le permite cumplir un papel ecológico fundamental para que la estructura no pierda el equilibrio.
Refiriéndose al hecho donde murió el puma tras caer en la trampa, el docente investigador puntualizó que “es probable que esta cacería se haya dado por retaliación, es decir, cuando un puma se come un animal doméstico o una vaca, los dueños de estos predios o animales podrían buscar cazar para compensar esa pérdida. Esto es realmente triste porque no debería ser esa la acción; la misma Constitución Colombiana lo dice: todas las especies silvestres son patrimonio de nuestra Nación”.
Leer: Puma murió tras caer en una trampa mortal instalada en zona rural de Salento
Alta presencia de puma
Durante una investigación que realizaron la Universidad del Quindío y la CRQ en el marco de un proyecto para adelantar acciones de conservación del puma en el departamento, se evidenció que el municipio de Salento es una de las zonas con mayor presencia de este felino, con alrededor de siete individuos entre machos y hembras. En los últimos años se han encontrado más ejemplares en la zona de Filandia, Quindío.
“Los pumas son especies crípticas y difíciles de ver que solamente se juntan cuando van a copular, es decir que son totalmente solitarias. Cuando se ve a un puma con otro puma, es generalmente la hembra con su cría”, explicaron desde la Uniquindío.
Uno de los datos importantes, resultado de la investigación entre ambas entidades, fue la identificación de las zonas en las que más se encuentra esta especie y la estimación del número de individuos desde el año 2000 hasta el 2022, la cual data aproximadamente entre 23 y 24 pumas distribuidos en las zonas de Filandia y Salento.
Intensificar los controles para evitar la caza
José Aníbal González Naranjo, docente investigador del programa de Biología y estudiante de doctorado en Ciencias de la Uniquindío, manifestó que este hecho denota que se debe reforzar la presencia de las autoridades ambientales en las zonas donde se ha identificado la presencia de cazadores.
“Se nota que hay poco trabajo de socialización con la comunidad sobre la importancia del rol de esta especie en nuestro territorio. Hay que tener en cuenta que somos nosotros los que estamos invadiendo el espacio natural de estas especies, no viceversa”, expresó González Naranjo.
Dijo que desde su punto de vista tampoco hay un control de esa cacería ilegal por parte de las autoridades pertinentes ni de la comunidad. “Todos somos responsables de la conservación de nuestros ecosistemas, de la fauna y flora silvestre, y de la protección de los bienes y servicios ecosistémicos”, puntualizó el investigador.
Insistió en que es fundamental apoyar procesos de investigación desde la academia que pueden llevar a diagnósticos reales. “No está de más centrar la mirada en los planes de acción que deberían estar ejecutando las autoridades ambientales para la conservación de estas especies focales de nuestro territorio como lo son el puma, el oso, la danta, que son animales grandes y que se encuentran en estado de conservación (VU) vulnerable”.