Foto de referencia. Foto : Pixabay
Durante el experimento, los niños usaban juguetes con sus padres, los escuchaban leer libros y hablar.
Científicos estadounidenses han descubierto que durante el juego, los bebés de entre 9 y 15 meses y sus padres sincronizan su actividad cerebral, principalmente en el área de la corteza prefrontal. Esto no se observa entre niños y adultos que simplemente se sientan al lado y leen un libro en voz alta, escriben los científicos en Psychological Science.
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La sincronización cerebral
La capacidad de comunicarse se forma en una persona a una edad muy temprana, un niño, por ejemplo, aprende lo que sucederá cuando comienza a llorar o gritar, y luego puede usar esto como una forma de llamar la atención. Por supuesto, este proceso se acompaña de la formación de fuertes conexiones neuronales, aunque este proceso aún no se ha estudiado a profundidad.
Los científicos dirigidos por Elise Piazza de la Universidad de Princeton decidieron probar un aspecto clave de la formación de conexiones neuronales: la sincronización de la actividad cerebral durante la comunicación.
Los investigadores ya han demostrado que la actividad cerebral de los adultos se sincroniza durante una conversación, y en el nuevo trabajo, los científicos decidieron verificar si sucede lo mismo durante el juego, la principal forma de comunicación entre los bebés y sus padres.
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El estudio
En el estudio participaron 18 niños de entre 9 y 15 meses y sus padres. La actividad cerebral de los participantes se evaluó mediante espectroscopía funcional de infrarrojo cercano (NIR): este método le permite visualizar la actividad cerebral fluyendo a áreas activas de la sangre, ya que la hemoglobina que contiene absorbe bien la radiación infrarroja.
Durante el experimento, los niños usaban juguetes con sus padres, los escuchaban leer libros y hablar. La actividad cerebral de los bebés se comparó con la de sus padres, y en el grupo control, se colocó a un experimentador que, estando al lado del niño, le leyó un libro a otra persona pero sin mirarlo.
Resultó que durante el juego, hay más sincronización entre la actividad cerebral del niño y el padre que entre el cerebro del niño y el adulto, cuando este simplemente le lee un libro y no lo mira. Sobre todo, la actividad se correlacionó en la corteza prefrontal, pero también en la zona parietal. Además, la sincronización era mayor si el niño y el adulto miraban el mismo objeto.
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Los resultados
Según los científicos, lo más interesante en este trabajo es la sincronización de la actividad de la corteza prefrontal, que, entre otras cosas, es responsable del entrenamiento, la formación de diversas habilidades y el habla. Aparentemente, dicha sincronización acompaña el proceso de comunicación y forma la base del aprendizaje de nuevas habilidades a una edad muy temprana.
Por supuesto, el cerebro puede sincronizarse no solo en humanos. Por lo tanto, se observa una actividad neuronal similar en las aves durante la ejecución de cantos por un dúo, y en los monos, cuando se observan entre sí.
Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.