Autor : Ernesto Acero Martinez
Es costumbre, durante las noches de velitas, los días 7 y 8 de diciembre, rezar el Santo Rosario.
En 1854, el papa Pío IX pidió a los creyentes que encendieran una luz en sus casas como preparación a la celebración del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, anunciado para el 8 de diciembre. La comunidad acató la invitación del pontífice y puso velas en las ventanas de sus casas desde el día anterior. Ese es el origen de las tradicionales noches de velas y faroles que en varias zonas de Colombia se realizan los días 7 y 8 del último mes del año.
“Hoy en día tenemos un gran peligro: celebrar velitas sin María y Navidad sin Jesús”, acota el padre Jeysson Henao Herrera, párroco de Los Santos Apóstoles, sobre la celebración que realiza la Iglesia católica de este acontecimiento, y añade: “Tenemos que recordar que la noche de velitas hunde sus raíces en una celebración mariana, importante en el Quindío porque la fiesta es en honor a la Inmaculada Concepción, patrona de la catedral de Armenia”.
Así pues, encender velas y poner faroles el 7 de diciembre puede considerarse como la vigilia para la fiesta del día siguiente, tal como lo confirma quien predica en el templo del barrio Yulima: “Este dogma nos enseña que María fue preservada del pecado original, que a esta mujer elegida para servir como madre de Jesús la guardó el mismo Dios de forma particular del pecado original. Por eso es inmaculada concepción”.
Aunque con el paso de los años se popularizó la costumbre de realizar faroles, la tradición de los días 7 y 8 de diciembre era poner velas de varios colores en muros de antejardines, marcos de ventanas e incluso andenes. Lo otro que era muy común, sobre todo en predios rurales, consistía en formar grandes arcos de guadua y sobre ellos pegar las velas. Es la forma como los católicos, en Navidad, le rinden tributo a quien concibió sin pecar.
A propósito de los faroles, el padre Jeysson plantea una acertada analogía: “Un farol por sí solo no es bello, es bello porque permite reflejar la luz. Cuando la luz atraviesa el farol es donde contemplamos estos bellos alumbrados. Así es María, María no es grande por sí misma, María se convierte en ese farol que refleja la luz de Jesús que lleva en su vientre”.
¿Lo sabía?
Según el calendario romano, la Virgen María nació el 8 de septiembre. Si a esta fecha le restan 9 meses de gestación, coincide con el 8 de diciembre, día en el que se honra su gracia.
